Éstas eran tan bajas y gruesas, que creaban una niebla densa y húmeda en las elevaciones de poca altura. La humedad era tal que al poco tiempo de empezar a caminar, pequeñas gotas de agua se me condensaban en las pestañas. Caminando solo, me iba internando en un mundo de grises, de atmósfera sombría.
Cuando ya no había camino, los árboles seguían invitándome a entrar.
Hasta que se reunieron para que ya no pudiera pasar más allá.
Después de caminar y caminar con la ropa empapada, la noche empezaba a caer, haciendo aún más lóbrego aquel lugar.
Si consigo con estas fotos mal enfocadas despertar el más mínimo parecido con lo que esa niebla me hizo sentir hace dos días, solo entre la niebla durante horas, la entrada merecerá la pena, aunque no haya pájaros en ella.
¿Encontraste al busgosu? Es el entorno apropiado, captado estupendamente.
ResponderEliminarSaludos.
Parecía como si estuviera siempre al límite de la visión...
ResponderEliminarSaludos.
Muy guapa entrada, Jorge !!
ResponderEliminarGracias David por pasar por el blog. Me alegro que te guste.
EliminarYo paso siempre que veo algo nuevo, ya te comenté que aprendo un montón de cosas con él.
Eliminarun abrazo
Bonitas imagenes que transmiten perfectamente la sensación que describes.
ResponderEliminarLa niebla trae la fuga de colores...
Gracias Ars, suelo intentar mezclar colores fríos con cálidos, pero en este caso, configuré el balance de blancos , lo que me pareció adecuado para "enfriar" ligeramente los colores, y transmitir esa sensación de soledad.
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